La Paz, 16 nov de 2025 (RED DTV).- La exministra Maria Nela Prada expresó un profundo pesar al revelar que Xabier Azkargorta, el entrenador que llevó a Bolivia al Mundial del 94, murió sin recibir la nacionalidad boliviana que él mismo había solicitado. En un mensaje cargado de emoción, confesó que “le fallamos, Profesor”, pese a los esfuerzos de última hora por concretar el trámite, y recordó que su mayor legado fue unir al país a través del cariño y la fe en uno mismo.
“Querido profe Azkargorta,
Como bolivianas y bolivianos siento que debemos pedirle disculpas, usted fue un hombre que lo dio todo por nuestro país y hace unas semanas cuando hablé con su esposa Aracely para preguntar por su salud, usted estaba estable, ella lo estaba cuidando con el amor de siempre, y hablando de una y otra cosa, le pregunté si usted estaba nacionalizado como boliviano y la respuesta fue: lamentablemente aún no Nelita.
Fue como un baldazo de agua fría para mi. Desde los años 90 usted era NUESTRO PROFE, quien más alegrías nos dio en el fútbol junto a nuestra selección que llegó al mundial del 94. Habían pasado más de 30 años desde ese gran momento, usted vivía en Bolivia, estaba casado con una boliviana, pero no tenía la nacionalidad.
Su esposa me contó que en algún momento, hace años, hubo la intención de sacar una ley para nacionalizarlo boliviano como homenaje y en reconocimiento a todo lo que dio por Bolivia, pero al final nunca se hizo realidad.
Aracely también me contó que algunas personas se habían acordado del tema de su nacionalidad, pero que usted en ese entonces viajaba a muchos lugares y al final no se avanzó.
Estonces pregunté si quería nacionalizarse, y su respuesta sin dudarlo fue: ¡Sí!
Le comenté al expresidente Luis Arce y me indicó que hagamos todo lo necesario para nacionalizarlo lo más rápido posible. Con Aracely y quien era jefa de gabinete del Ministerio de la Presidencia, a quien le agradezco muchísimo porque le puso todo su corazón a esta tarea, nos movilizamos, iniciamos el trámite de nacionalización, coordinamos con el Ministerio de Relaciones Exteriores y el Ministerio de Gobierno, y logramos en tiempo récord reunir todo lo que se requería, lo presentamos y lo encaminamos días antes que se produzca el cambio de gobierno.
Hoy cuento esto con un gran dolor porque no llegó a ver ese resultado, no llegó a tener su nacionalidad antes de partir, porque si bien se que usted en los corazones de millones era boliviano y ésta era solo una formalidad, sí era importante, y al ver fotos suyas por todos lados, siento que le fallamos Profesor, 30 años en los que se pudo devolverle de muchas formas tanto amor, y no se lo hizo con algo tan elemental como que tenga la nacionalidad boliviana que usted quería. Llorar hoy su partida no sirve de mucho para remediar ciertas cosas que debimos hacerle en vida….”en vida hermano, en vida” dice un poema.
Usted querido profe Azkargorta nunca se quejó de nada, nunca pidió nada, lo dio todo por nuestro país y se quedó a vivir aquí, creo que al final no tanto por lo que somos como bolivianos donde muchas veces la ingratitud es la moneda corriente hasta que estamos dentro de un cajón y en ese momento todos nos acordamos del gran ser humano que usted era; sino que se quedó especialmente por su gran amor, por Aracely, a quien hoy abrazo con el alma, así como a la familia que le dio el amor que todos debimos darle hasta el final de sus días.
Abrazo también a quienes estos años lo visitaron en su casa y se preocuparon porque esté bien, a las amigas y amigos que llegaban a tomar un café con usted, o compartieron algunas salidas para escuchar música, cantar, hablar de algún libro, ver una película, comentar sobre el fútbol y abrazarlo para hacerle sentir nuestro cariño. A quienes seguían manteniendo viva su historia, a quienes lo entrevistaban con la misma emoción de siempre, a quienes hicieron libros sobre usted, y a quienes en las canchas compartían lo aprendido a su lado con las nuevas generaciones de futbolistas. Todas aquellas personas son valiosos.
Siempre admiré su actitud ante la vida, especialmente ante las adversidades querido profe. Todas las veces que lo vi, sentí que usted era un hombre feliz, y en toda su grandeza conservó siempre su hermosa sencillez. Compartió con muchos bolivianos y bolivianas momentos que quedarán grabados en nuestra memoria y en nuestra historia, pero yo siento que no estuvimos a su altura en el país donde decidió entregar lo mejor de usted, y ojalá de una u otra manera podamos enmendarlo, empezando por ser mejores seres humanos, que era algo que usted siempre buscó y de lo que nos habló.
El fútbol nos une y hay tanto que nos une, mucho más de lo que nos separa. El llamado “lamento boliviano” que nos hace sentir que nuestra situación siempre es una desolación que no va a terminar, y que todo nos cuesta más esfuerzo como bolivianos, no viene de lo que somos, viene del poco valor que nos damos a nosotros mismos, viene del tiempo que perdemos buscando destruirnos unos a otros, viene de reproducir una y otra vez como discos rayados todo aquello que provoca nuestra desunión, nuestros odios y rivalidades que parecen nunca acabar, el no creer que somos capaces de hacer las cosas con nuestra propia cabeza y andar con nuestros propios pies como Bolivia, amándonos desde nuestras raíces.
La parte técnica a usted le preocupaba, pero la parte emocional le preocupaba aún más.
“Antes de que llegaran todos al salón escribí en un papel con letras grandes una palabra. CARIÑO. Debíamos enfrentar ese partido con cariño al compañero, a lo que habíamos conseguido, a nuestras familias, a la gente boliviana”, eso dijo usted en una entrevista.
Lo más valioso que usted nos deja profe Azkargorta es ese cariño, no tengo la menor duda que “solo el amor alumbra lo que perdura” como dice Silvio. Usted nos dio amor, creyó en nosotros e hizo que creamos en nosotros mismos, junto a usted emprendimos la gran hazaña de latir a un solo ritmo como bolivianas y bolivianos para ganar partidos, pensar más en nuestras semejanzas que en nuestras diferencias, respetarnos, valorarnos, esforzarnos, tener disciplina, metas claras, creer que es posible y unirnos para llegar a donde soñamos sin dejar a nadie atrás, todas y todos somos importantes en un equipo.
Así es como usted hizo que el lamento boliviano se convierta en orgullo boliviano, y para mi ese es su mayor legado”, escribió.

